Ciudad de México; 27 de septiembre de 2024.-La economía mexicana se verá en grandes apuros económicos en el corto y mediano plazos, derivados de una planeación centralizada, errático gasto público en grandes obras de infraestructura, inconclusas, con un Producto Interno Bruto que pasó de 2.5 a 1.5 por ciento; una paridad cambiaria que ronda los veinte pesos por dólar.
Los mexicanos debemos poner mucha atención en el manejo de las finanzas públicas para el futuro próximo, en el entendido de que el principal factor de riesgo podría ser el triunfo de Donald Trump en la Presidencia de Estados Unidos, quien ha anunciado la imposición de aranceles hasta por 200 por ciento a los productos que empresas chinas ensamblan en México.
También el ahora candidato Trump afirma que “su gobierno” aplicará impuestos por el mismo porcentaje, a las empresas norteamericanas ensambladoras en México, de automóviles y transporte de carga, así como maquinaria que se importa a México de la marca John Deere y otras empresas. El año pasado EU exportó a nuestro país bienes por valor de 490 mil millones de dólares.
Otro de los asuntos que tendrá que enfrentar el nuevo gobierno mexicano, consiste en realizar un ajuste fiscal por el orden de 700 mil millones de pesos, lo que implica un fuerte costo político para la nueva Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que entrará en funciones en breves días, el uno de octubre de 2024. Esta medida repercutirá en la economía nacional, con efectos en el ingreso de la población trabajadora.
Un tema que interesa igualmente a todos los mexicanos, está en la excesiva deuda de la empresa Petróleos Mexicanos. Nada menos que más de 100 mil millones de dólares, sin posibilidades de enfrentarla en breve plazo.
Esto, sin dejar de reflexionar en el hecho de que, a nivel mundial, los gobiernos de gran parte del Planeta, han empezado a tomar acciones y decisiones en cuanto a seguir utilizando los derivados del petróleo como combustible para todo tipo de automotores, y optar por las “energías limpias”. Esta importancia delicada, jamás fue mencionada, a lo largo de seis años, por el presidente López Obrador. Ni por casualidad.
De igual manera, es necesario que los mexicanos sepamos que las obras simbólicas del “pronto ex presidente de México”, requieren de nuevas inversiones, las cuales seguramente vendrán de préstamos internacionales, lo que implicará mayor endeudamiento.
Si hacemos un resumen del legado de Andrés Manuel López Obrador, en particular de las “grandes obras”, diremos que deja un “Tren Maya” sin terminar y sin la certeza de en qué plazo podría ser rentable por el número de pasajeros y carga entre los tres estados de la península de Yucatán, incluida esta entidad, Campeche y Quintana Roo. La Refinería de “Dos Bocas”, ni idea de cuándo entrará en operación, misma que requirió de una inversión de 16 mil millones de dólares, el doble de lo previsto. El aeropuerto “Felipe Ángeles” trabaja a “medio cachete”. No hay plazo para hacerlo rentable.
Cuando AMLO recibió la Presidencia, México tenía una deuda externa por el orden de 13 billones de pesos. En seis años de gobierno, esta deuda llegó a 17 billones. El, ha dicho, se va tranquilo a descansar. Pero deja una gran carga a su sucesora.
La Reforma del Poder Judicial ha despertado mucha inquietud, no sólo entre los mexicanos, sino en los inversionistas extranjeros y también nacionales, frente a la desconfianza de la improvisación de jueces, magistrados y ministros, quienes serán electos por “el pueblo bueno y sabio”.
Se habla de que una tercera parte de nuestro país, “fue cedida” al narcotráfico. Esta es la causa de que en México se haya registrado un total de 200 mil muertos violentamente, mientras que más de 50 mil personas han desaparecido.
En el sector de la Salud, el desempeño fue pésimo. Se contabilizaron más de 800 mil muertos por la pandemia del Covid-19. Fue una irresponsabilidad del gobierno, no tener vacunas adecuadas y en cantidades suficientes.
Pascacio Taboada Cortina/Jorge Martínez Cedillo